Hace unos días, cuando pensé en el tipo de entradas que quería incluir en el blog, se me ocurrió que algunas podían ser sobre historias, costumbres y curiosidades de la “Cerveruela de antes”, historias que me encanta escuchar y estoy segura de que a ti también. Así que compartí la idea con mi tía Mari Nieves (hermana de mi abuelo) y aquí va la primera que ella misma me redactó:
Cuando mi padre se retiró, fuimos a vivir a Cerveruela ya que allí teníamos casa. La casualidad que el día que llegué, yo hacía los quince años. Me encantó el pueblo con su río, sus casicas y sus gentes, casi todos eran familia. Pues aunque iba de pequeña a casa de los abuelos, desde que había fallecido mi abuelo Matías se vino la abuela Ignacia con nosotros y con el otro hijo, “el tío Emilio”, así que yo no me acordaba mucho del pueblo.
En las fiestas de invierno, me mandó mi madre que fuera a llevarle el cañador del pan a la tía Isidora, nos lo había dejado unos días antes que había amasado mi madre.
No hice nada más que llegar a casa de la Tía Isidora y se presentaron una cuadrilla de mozos con la pretensión de darme “la panzada”, cogí las tenazas del hogar y les dije: “al que me dé la panzada, le doy un tenazazo” ¿que qué es la panzada? Era una costumbre que había, de hacía años, que cuando se bailaba y tocaban la jota, al decir “Las mozas de Zaragoza ¡aúpa!” el chico cogía a la chica por la cintura y la levantaba un poco, y la chica al mismo tiempo daba un saltico. Como veis no era nada de importancia, pero yo como no lo había visto nunca, no sé lo que me figuré, el caso que a fuerza de que la tía Isidora los convenció para que se marchasen, al final lo hicieron; ya que veía que, si no lo hacían, yo era capaz de darles con las tenazas.
Tuvo que acompañarme la tía Isidora a mi casa. Cuando al llegar se lo conté a mis padres, mi padre se reía y me contó que en sus tiempos de joven era de otra manera: no se bailaba agarrados y cuando iban bailando, en un momento dado, se juntaban y suavemente se rozaban la panza, de ahí el nombre de la “panzada”.
Toda una costumbre que ahora nos puede causar mucha gracia, pero ya se sabe que en esos años todo era muy diferente. Quizá en tu pueblo también había esta costumbre o una parecida ¿conoces alguna curiosa?
Muchas gracias a mi tía Nieves por contarme historietas de Cerveruela para que las pueda compartir en el blog 😊 ¡me hace mucha ilusión!
¡Muchos saludos desde Cerveruela!
Beatriz – El Tío carrascón